¿ESCUCHAR COLORES Y VER SONIDOS? Los orígenes del arte sonoro

Dentro de las actividades culturales programadas en Parte del Arte para los meses de noviembre y diciembre y dentro de nuestro curso Exposiciones Temporales estamos desarrollando visitas guiadas a una de las exposiciones más interesantes y diferentes del panorama actual en Madrid : Escuchar con los ojos. Arte Sonoro en España entre 1961 y 2016, en la Fundación Juan March. Una propuesta acompañada de un ciclo de conciertos que la complementa y ayuda a comprender el origen del Arte Sonoro, una disciplina artística en pleno desarrollo y con un marcado carácter experimental.

Hoy en BaluArte os hablaremos de cómo empiezan a surgir el interés por el sonido como materia artística y las primeras experimentaciones que se llevaron a cabo en este campo.

¿Nos acompañas?

¿POR QUÉ LOS COLORES CHILLAN, SON SUAVES O HUELEN?

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Colores “que chillan”

La experimentación con el sonido es algo que entraría de lleno en el mundo del arte a principios del siglo XX con la llegada de las Vanguardias Artísticas. En un primer momento surge en relación a las artes plásticas mediante la plasmación de las sinestesias que sentían los diferentes artistas. La sinestesia es un fenómeno neurofisiológico a través del cual los seres humanos somos capaces de asociar entre sí estímulos de diferentes procedencia, por ejemplo colores con sonidos. Este fenómeno no se da en todos los seres humanos pero en realidad sí que se trata de un concepto que utilizamos en nuestra vida diaria de forma prácticamente inconsciente ( por ejemplo cuando hablamos de “amarillo chillón” todos sabemos a lo que nos referimos a pesar de que “chillón” no sea una cualidad visual).

Las sinestesias, además, se pueden dar a muchos niveles según la persona, hay personas que asocian palabras a colores, colores o palabras a olores…las combinaciones son realmente variadas. Algunos expertos y neurólogos han establecido que gran parte de las sinestesias que sienten algunos seres humanos provienen de las primeras etapas de la infancia y que se basan en el sistema del aprendizaje en el que haya participado esa persona. Si para aprender los números a un niño le ponen siempre el 1 de color azul y el 2 de color rojo es probable que aunque la persona no recuerde posteriormente ese momento de su vida siempre relacionará en su mente esos números a determinados colores.

A lo largo de la historia han sido muchos los artistas de todos los ámbitos los que han afirmado sentir estas sinestesias y en torno a ellas han surgido movimientos artísticos y literarios.

En el caso de la literatura al hablar de sinestesia nos estamos refiriendo a una figura retórica que asociaba sensaciones percibidas por los sentidos físicos: tacto, olfato, gusto, vista y oído con sensaciones internas como los sentimientos. Para su desarrollo los autores han recurrido con frecuencia a la metáfora, creando lo que se llama metáfora sinestésica.

Este tipo de figuras literarias se han desarrollado desde la Antigüedad ( algunos ejemplos en obras de Virgilio) y en nuestro país durante el Barroco.

Pero el momento en el que la sinestesia se desarrolla plenamente dentro de la lírica es en el siglo XIX, especialmente en Francia dentro de lo que se conoció como “simbolismo”. En este movimiento destaca el poeta francés Arthur Rimbaud creó un soneto dedicado a las vocales, adjudicando a cada una de ellas un color:

A negra, E blanca, I roja, U verde, O azul: vocales,

Un día diré vuestros nacimientos latentes:

A, negro ajuar velludo de moscas relucientes

Que bombinan en torno a marismas brutales,

Golfos sombríos; E, candor de tienda, ardiente,

Lanzón glaciar, rey blanco, umbelas espasmales;

I, púrpuras, esputos, la risa de labiales

Bellezas en la cólera o embriagueces sufrientes;

U, ciclos, vibramientos de Dios en mar virido,

Paz de pastos sembrados de bestias, paz de hundido

Surco alquímico impreso en frentes de estudiosos;

O, supremo Clarín de estridores rotundos,

Silencios perforados por Ángeles y Mundos;

¡O, la Omega, centella violeta de Sus Ojos!

El simbolismo francés tuvo su correspondencia en España en lo que conocemos como Modernismo literario. Autores como Rubén Darío o Juan Ramón Jimenez son perfectos ejemplos de sinestesias literarias:

Duerme, que así me abismo en tu amor sordo,

ciego, mudo para mi ruego,

cual si fueras Dios mismo

( Juan Ramón Jiménez)

¡Salve al celeste sol sonoro!

(Rubén Darío)

EL GRAN DESCUBRIMIENTO DE KANDINSKY

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Vasili Kandinsky. Acuarela abstracta, 1911

En el mundo de las artes plásticas han sido también muchos los artistas que han manifestado sentir este tipo de sensaciones, sobre todo a partir de finales del siglo XIX, un momento de gran experimentación en estas cuestiones. El primer artista que comenzó a teorizar sobre la sinestesia fue el pintor ruso Vasili Kandinsky.

Los violines, los profundos tonos de los contrabajos, y muy especialmente los instrumentos de viento personificaban entonces para mí toda la fuerza de las horas del crepúsculo. Vi todos mis colores en mi mente, estaban ante mis ojos. Líneas salvajes, casi enloquecidas se dibujaron frente a mí”

Estas fueron las palabras que utilizó para describir su primera experiencia sinestésica. Todo sucedió tras asistir a la representación en Moscú de la colosal ópera Lohengrin de Wagner. Para él descubrir que tenía el don de tener percepciones múltiples fue algo de gran importancia y transformó por completo su forma de concebir sus creaciones.

El concepto de “obra de arte total” de Wagner fue algo que le fascinó y le llevó a crear su propia obra de arte total a partir de sus pinturas, concretamente lo plasmó en un ciclo de obras diseñadas con nombre de colores: sonido amarillo, sonido verde, sonido blanco y negro y sonido violeta en las que combinaban la música, el ballet, el juego y la pintura. La música fue del compositor y violinista Alexander Scriabin, música que también afirmaba tener experiencias sinestésicas.

En Sonorité Jaune (sonido amarillo) nos cuenta las tribulaciones de un gigante amarillo. En esta pieza de “arte total” el genio ruso despliega toda la complejidad de sus teorías: la duplicación y multiplicación de las formas como forma de representación de la ascensión mística, la transformación espiritual del gigante…Una “aventura cósmica” como él la definió. A medida que transcurría la historia el gigante se disuelve y desparece completamente en el color amarillo.

Lamentablemente no conservamos ninguna grabación de cómo fue esta experiencia sinestésica pero si de algo algo han servido los textos y obras de Kandinsky es para alimentar la inspiración de numerosos artistas que a lo largo de la historia han creado nuevas obras a partir de sus teorías y colores que cantan, susurran, bailan. Os ofrecemos una serie de vídeos en los que podréis ver esta relación explosiva de colores y sonidos, desde la música de Scriabin hasta los modernos montajes en los que los sonidos van construyendo las formas, como si fuese el propio Kandinsky quien va dibujando la música.

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Rueda de equivalencias entre colores y notas establecida por Alexander Scriabin

Las experiencias sinestésicas fueron el punto de partida en la experimentación artística con el sonido, que con el tiempo ha derivado en el nacimiento reciente del arte sonoro, una disciplina artística que ha tenido un gran desarrollo en España y a la que la Fundación Juan March dedica una gran retrospectiva. En las visitas guiadas de Parte del Arte te desvelamos todos los secretos de esta disciplina artística injustamente escasa en nuestros museos. Una oportunidad única para disfrutar en Madrid de una experiencia cultural interdisciplinar en la que podremos ver, escuchar y tocar el arte.

Esther Arce Bayón